Ilustración: Jonathan Walker/ Dan Hallet |
Poema publicado en FTS
Podrán dominar esta vorágine
los que ven
el baile de notas musicales
y escuchan colores.
Hay calles en su honor que no
tienen nombre, carreteras que son
epitafios, resúmenes
de vida, caminos viejos.
Los que nunca confunden los sentidos
quedarán cegados por el eterno estruendo
que los nietos que aún no tenemos
ya pueden oír.
Pero los que sufrimos sinestesia oiremos el estruendo sin ensordecer, y quizás podamos recuperar el mundo y arreglarlo para nuestros nietos.
ResponderEliminarEl último párrafo es brutal, mi enhorabuena.
Un abrazo!
Y que vuelen los sentidos....
ResponderEliminarMe encanta tu estilo
La sinestesia se da en a mayoría de los niños, y se mantiene en torno al 10% de los adultos. Muy bellos versos.
ResponderEliminar"el eterno estruendo que los nietos que aún no tenemos
ResponderEliminarya pueden oír." wow.. muy bueno!!
La fuerza interior de un poeta es inmensa y devastadora, como la que tú llevas dentro. Ante los que nunca confunden los sentidos y se aferran a la materia como única verdad absoluta, esa fuerza cegadora les sobrepasa con mucho y ni siquiera pueden acercarse al contorno de su comprensión.
ResponderEliminarGracias por compartir toda esa fuerza. Un abrazo.