Me prohíbo esperar a las horas que sólo vienen a hacer ruido
disfrazadas de péndulos, alarmas y otros daños colaterales.
Si llegan me encontrarán sin reloj y tan perdida como siempre
orientándome con el sol de madrugada que nunca me falló.
A las fechas les deseo una sodomía placentera,
pero a mí que me dejen bien quieta y muy tú cuando no dices nada,
que ya no bailo con el tiempo numerado y sus derrotas.
No puedo recibir a quien pasa más tiempo yendo que viniendo,
no puedo vivir sobre dos ruedas si sólo sé volar sola.
No me someteré a la dictadura de las despedidas deliberadas,
encorsetadas por la desgana de un mundo que no para de rendirse.
Me niego a casi todo, a que me duelas en el lado izquierdo,
a esperar a que te vayas
y a todas esas catástrofes rosas que detienen el mundo a veces.
Hablas de la primavera y sus alteraciones
como si no supieras que en estaciones intermedias soy un poco agnóstica.
Como si no supieras que sé que la inventas una vez al año para dar nombre a dos mitades
de dos estaciones que no son más que las dos caras de tu abrigo.
Como si no supieras que estuve dentro y fuera a la vez.
Toda una declaración de principios parece... o un ¡¡BASTA YA!! gritado a pulmón abierto y muy bién escrito. Me encantan las imágenes que utilizas y, sobre todo, la fuerza quehay en este poema.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.
quieres dejar, por favor, de hablar por mí? :)
ResponderEliminarI am a tourist plaid shirt
Qué hermoso.
ResponderEliminarNo había leído nada tuyo, pero creo que con este primer poema me declaro abiertamente admiradora de tus letras.
ResponderEliminarFuerza y belleza.
Y la rebeldía tomó el nombre de Gilgamesh, y me trasladó en el tiempo, ese que no existe y me dieron ganas de tirar el abrigo.
ResponderEliminarSe respira descaro entre el fuego de tus letras.
Muchas gracias a todos. Algo de rebeldía sí que hay, pero sobre todo hay decepción, en ese preciso momento en el que la decepción se confunde con el enfado y se transforma en renuncia. Abrazos.
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